Por Alfredo Lozano
Mike Oldfield compuso Tubular Bells a principios de la década de 1970, sin que ninguna discográfica se interesara en editarlo. Hasta que un recién creado sello discográfico, Virgin Records, sin ningún artista aun en su cartera decidió que no tenía nada que perder y apostó por ese joven talento que llamaba a su puerta. Hoy en día, y gracias a aquella inteligente apuesta, podemos disfrutar de la música de El Exorcista, Virgin es un imperio de más de 360 empresas y su creador uno de los hombres más ricos del mundo. Pero Sir Richard Branson es mucho más que un exitoso hombre de negocios. Es uno de los nuestros, un auténtico aerotrastornado poseedor de varios records mundiales relacionados con la aviación, motivo por el que nuestra atmósfera se le quedó pequeña hace unos años y decidió construirse su propia nave espacial.
El fruto de este sueño (y su fortuna) dio lugar en 2004 al WhiteKnightOne (caballero blanco uno), hiper-tecnológico aparato construído a partir de un ligerísimo compuesto de carbono y capaz de volar a algo más de 330.000 pies de altitud, lo que se considera la frontera entre la atmósfera terrestre y el espacio exterior, o línea de Kármán. Para financiar este proyecto, Branson vendió dolorosamente Virgin Records, y fundó la primera compañía privada de vuelos espaciales de la historia: Virgin Galactic.
La WhiteKnightOne evolucionó en su diseño hasta convertirse, allá por 2008, en la WhiteKnightTwo, nave de dos cuerpos idénticos sustentados bajo un mismo plano con ligera forma de W y capaz de portar bajo su centro de simetría, a su vez, un tercer vehículo, el SpaceShipTwo, lanzadera que, tras desprenderse en altura de su nodriza, enciende un cohete que propulsa a sus seis pasajeros y sus dos pilotos a un vuelo suborbital que Virgin Galactic venderá por el módico precio de $200.000 por cabeza (bueno, por pasajero, porque los pilotos no pagan, cobran). El inicio de los vuelos está previsto para 2013 ó 2014.
Y claro, no es cuestión de que una nave espacial doble que a su vez lleva a otra nave espacial en su panza esté despegando y aterrizando de un aeropuerto al uso, ¡dónde iríamos a parar! Molesta la aviación general, no van a molestar tres naves espaciales… Así que, ni corto ni perezoso, el Sr. Branson decidió, al tiempo que ultimaba su WhiteKnightTwo, construirse su propio espacio-puerto en el emblemático desierto de Nuevo México.
Obra del arquitecto británico Norman Foster (responsable también de nuestro Palacio de Congresos), el vanguardista espacio-puerto fue bautizado como «Virgin Galactic Gateway to Space» (Puerta al Espacio de Virgin Galactic) y tiene licencia de la FAA para operar juguetitos espaciales desde Mayo de 2012.
Es de destacar la ingeniería de ciencia ficción que este equipo privado ha desarrollado en tan poco tiempo para sus naves espaciales. La NASA lleva 50 años reentrando en la atmósfera como el que tira una piedra, forrando sus naves con placas de cerámica para proteger el fuselaje de las tremendas temperaturas alcanzadas por el rozamiento de una reentrada «por las brutas» y estos señores se las ingenian, en apenas cuatro años, para diseñar un elegante sistema inspirado en la frenada aerodinámica de la pluma del badminton: Las alas del SpaceShipTwo giran hacia arriba 65 grados y se colocan en una posición casi vertical respecto al cuerpo principal de la nave para producir el máximo drag o frenada aérea cuando el ingenio aun está en el límite del espacio exterior. El poco peso de una nave espacial construída en carbono y la livianidad del aire a esa altura consiguen que, a diferencia de vehículos como el Shuttle, la temperatura alcanzada durante la reentrada en la atmósfera sea muy baja, si bien la nave consigue frenar lo suficiente para, una vez alcanzados los 70.000 pies, devolver las alas a su posición original y planear hasta la pista de aterrizaje. Una maniobra elegante, natural para la física del vuelo y visualmente surrealista que podéis disfrutar en el vídeo siguiente:
Con seis pasajeros en cada una de las tres cabinas (las dos de la WhiteKnightTwo y la de la SpaceShipTwo son idénticas), en breve 18 afortunados estarán viajando al espacio por la mañana y volviendo a casa a la hora de comer. Con 200.000 dólares menos cada uno, eso sí.
Agradecemos el material necesario para este artículo a www.virgingalactic.com. Para más fotografías de este ambicioso proyecto recomendamos también: http://www.gadling.com/photos/virgin-galactics-gateway-to-space/#4533808