Pese a que el día amaneció nublado y ventoso, ninguna inclemencia meteorológica pudo frenar la celebración anual de la fiesta del embutido en el Aeródromo de Requena. Desde primera hora de la mañana tanto la gente del club como curiosos de la aviación y aficionados al buen comer empezaron a dejarse ver en nuestro aeródromo. Muchas sonrisas, muchas viejas amistades, muchos encuentros de gente aun por conocerse: esto fue lo que predominó desde el primer momento en el que la celebración comenzó.
A partir de la una del mediodía nuestros espléndidos cocineros prepararon las brasas para apaciguar los estómagos de los ciento dieciséis comensales que acudieron a nuestra festividad, que rápidamente acabaron con todo el embutido y los platos que, cual escuadrilla de cazas, acompañaban al plato principal. Todos fueron más o menos prudentes, dejando hueco para los cafés y alguna que otro GT después.
Como resumen: pese a que nadie pudo disfrutar en el aire a causa del fuerte viento que azotó el aeródromo, nada impidió que lo pasáramos muy bien dentro de nuestro local, vamos, que no importa demasiado el no poder volar con alas cuándo lo puedes hacer en tierra rodeado de nuestra gran familia.