He sido uno de los ganadores, junto a Tino, del premio del I Concurso de Fotografía Club Aéreo Valencia consistente en una hora de vuelo en el simulador de Boeing 737 NG de la empresa Flysim-NG.
Habiendo disfrutado (textualmente) ya de la experiencia, he pensado en compartirla con vosotros.

Como volar un 737 no entra en mis quehaceres diarios, me puse manos a la obra y empecé a hacer los “deberes”: me descargué un PDF con los checklists del 737 y me puse a volarlo en el Flight Simulator en mi casa. Me desanimé un poco porque, claro está, es un avión muy complejo como para pretender dominarlo así por las buenas. Me puse en contacto con Jaime (dueño de Flysim-NG) y me confirmó que él haría de instructor, así que me quedé más tranquilo. Además de la hora del premio adquirí dos horas más por mi cuenta, así que quedamos para hacer dos sesiones de hora y media en dos días distintos.
Llegó el gran día y voy a Flysim-NG en Villamarchante con mi amigo Juanjo (copiloto). Para comenzar, Jaime nos enseña las instalaciones. Se trata de una casita a pocos metros de su chalet particular, con unos cuidados jardines y vistas espectaculares (está en lo alto de una colina). Nada más entrar nos encontramos con una amplia sala de briefing con maquetas, posters y complementos de aviones. Se respira ambiente aeronáutico. A la izquierda hay un minibar y unos servicios y al fondo, en una habitación separada, el simulador. Nos comenta que debajo hay un sótano y tiene previsto montar allí otro simulador (de Airbus 320).

Nos da una pequeña charla sobre las diferencias que podemos esperar de pilotar un reactor de varias toneladas respecto a los “avioncillos” que estamos acostumbrados a volar, sobre todo en cuanto a temas de inercias, velocidades y anticipación.
Pasamos al simulador y nos acomodamos en nuestros asientos, con Jaime en la posición de instructor (justo detrás). Se trata de una réplica exacta de la cabina de un Boeing 737 en la que algunos elementos, como las palancas de gases, son reales. El visual se compone de un proyector y una pantalla y está basado en el Flight Simulator 9 con escenarios mejorados (tanto aeropuertos como texturas de terreno).

Jaime nos da un extenso briefing explicando todos los sistemas, procedimientos y equipos. Llega el momento de “entrar en faena”. Guiados por Jaime (que además de ir explicando todos los pasos uno a uno nos va señalando con un puntero láser donde “tocar”) iniciamos escrupulosamente todo el proceso necesario para iniciar el vuelo, desde programar el FMS (peso, combustible, ruta, etc.) hasta el pushback y la puesta en marcha.
Nos encontramos en LEPA y nos “autorizan” a rodar a la pista 24R. Iniciamos el rodaje con las peculiaridades a las que los avioneteros no estamos acostumbrados: control de dirección mediante un volante a la izquierda (aunque seguimos teniendo frenado diferencial con los pedales), dejar la línea amarilla ligeramente a la derecha de mi posición (de comandante) y tener en cuenta en los virajes que la rueda de morro está posicionada detrás nuestra.

Después de alinear y hacer el briefing de despegue, llega el gran momento: potencia de despegue ¡y al aire! Aquí empieza mi pelea con el Flight Director, que por más que me esfuerzo no consigo centrar, y empiezo a comprobar como efectivamente todo ocurre muy deprisa. Al alcanzar nuestro nivel de crucero (FL230) enganchamos el autopilot, pero no da tiempo a aburrirnos porque empezamos a planificar la aproximación a LEVC (meteo, pista, tipo de aproximación, procedimientos…).
Iniciado el descenso y próximos ya a Valencia, desconectamos el autopilot y vuelvo a vérmelas con el Flight Director, con quien no me llevo muy bien aunque empiezo a hacerme un poco con él… hasta iniciar la aproximación ILS (pista 30) que fue de todo menos estabilizada. Haciendo todavía correcciones cruzando ya el umbral, Jaime me echa una mano con los mandos para tomar (sino me veía haciendo un go-around). Una prueba del realismo del simulador es que, a pesar de que el aire acondicionado está puesto (para enfriar los equipos), he sudado la camiseta.
Rodamos hasta el finger y apagamos todo. Fin de la sesión, muy contento aunque me voy a casa con ese mal sabor de boca que se nos queda a los pilotos cuando hacemos una mala toma.
Como no podía quedar así la cosa, antes de la siguiente sesión practico en casa un poco con el Flight Simulator, sobre todo a seguir el Flight Director y las tomas.

Vuelvo dos días después y, para poder hacer dos tomas (y quitarme la espina que tengo clavada) hacemos dos vuelos cortos (LEVC-LEAL y LEAL-LEVC). En ambos vuelos repetimos escrupulosamente todos los procedimientos, siempre bajo la guía de Jaime ya que aunque todo me va sonando de la otra sesión es imposible acordarse de todo. De hecho nos comentó que los pilotos comerciales que vienen al simulador a prepararse las pruebas para entrar en compañía necesitan normalmente unas diez horas para hacerse con el 737.
Aunque sigo sin llevarme bien con el Flight Director, mejora la cosa y además consigo hacer dos tomas decentes, en la última incluso consigo abandonar por una de las primeras salidas rápidas. ¡Hoy si me voy totalmente satisfecho! Antes de irme, Jaime me entrega un Certificado a modo de recuerdo.
Sin llegar a ser un profesional del 737, es una experiencia muy recomendable que permite familiarizarte con lo que supone volar un “bicho” grande y sentirte piloto de línea durante unas horas.
Relato cortesía de Olegario, socio del CAV. ¡Gracias!